El Dr. Joaquín Sánchez-Prieto nos explica todo sobre el estrés y la salud cardiovascular.
¿El estrés es un factor de riesgo cardiovascular?
Ha sido hace relativamente hace poco tiempo cuando el estrés ha aparecido como factor de riesgo cardiovascular contribuyente en las Guías Europeas de prevención cardiovascular, pero, desde la práctica médica se recomienda desde hace años, prestar atención a este proceso que, si se instala de forma habitual en nuestra vida cotidiana puede acabar afectando a nuestra salud.
El estrés se relaciona con enfermedad coronaria, accidente cerebrovascular y otras manifestaciones de enfermedad cardiovascular, como la fibrilación auricular.
El estudio INTERHEART ya había mostrado hace varios años que un 20% de las patologías cardíacas se relacionaba con este proceso. Un análisis de este estudio realizado en 2017 reveló, además, que el estrés financiero aumenta 13 veces el riesgo de infarto de miocardio. Ahora se sabe que cualquier estrés severo puede asociarse a una enfermedad cardiovascular.
¿A qué podemos considerar estrés? ¿Quiénes tienen más riesgo de padecerlo?
¿Por qué hay que controlarlo?
El estrés es el proceso que se pone en marcha cuando una persona percibe una situación o acontecimiento como amenazante o desbordante de sus recursos. Es la reacción del cuerpo a un desafío o demanda.
El estrés no siempre tiene consecuencias negativas, a veces es necesario y su presencia es una oportunidad para poner en marcha nuevos recursos personales, que incrementen o mejoren nuestras habilidades.
Los factores estresores, físicos o mentales, activan en nuestro organismo la denominada respuesta de estrés, que implica principalmente al sistema nervioso y al endocrino. Este activación de forma crónica implica el aumento de enfermedades cardiovasculares.
La población que más riesgo tiene que padecer enfermedades cardiovasculares derivadas de este proceso son aquella con grandes estresores crónicos, así como la población que, añadido a este, tiene otros factores de riesgo cardiovascular clásicos (como HTA, hipercolesterolemia, obesidad etc) y son las que tienen que intentar controlarlo para que su riesgo cardiovascular disminuya.
Los pacientes con enfermedad cardiovascular establecida (infartos, ictus, valvulopatías, etc), son una población en la que es muy importante mantener este factor a raya, ya que pueden empeorar o precipitar síntomas derivados y causar un daño irrecuperable a nuestra salud.
Se pueden usar medidas tanto farmacológicas como no farmacológicas para intentar reducirlo, y se incluyen un amplio abanico de propuestas que tratan de proporcionar y mejorar la calidad de vida de los pacientes.