La infección por COVID19 puede causar miocarditis debido a que el virus, en algunos casos, afecta a los cardiomiocitos (células del músculo cardiaco) y produce una inflamación, que aparece hasta tiempo después de haber sufrido la fase aguda de la infección. Sobre los casos tras la vacunación, la incidencia es inferior a 10 casos por cada 100.000 vacunados. La Dra. Carolina Robles, cardióloga de la Clínica Medicina y Prevención Cardiovascular aclara que “la mayoría de ellas cursan de un modo leve sin dejar secuelas y afectan más a varones jóvenes tras la segunda o tercera dosis. Es un efecto adverso que se ve también con otras vacunas. En cualquier caso, el riesgo de miocarditis por infección por el virus SARS-CoV-2 (COVID19) es mucho mayor que el de la vacuna”. 

La Dra. Robles explica que “la miocarditis es una inflamación del músculo cardiaco, que puede llegar a generar desde un cuadro leve de dolor torácico a insuficiencia cardiaca aguda por fracaso de la función cardiaca, muerte súbita por arritmias malignas y miocardiopatía dilatada con insuficiencia cardiaca crónica”. 

Los síntomas más comunes que deben alarmar al paciente y consultar con su médicos son “dolor torácico, fatiga con dificultad para respirar y edemas (piernas hinchadas). También pueden aparecer arritmias, algunas de ellas malignas, que pueden producir muerte súbita. Es importante acudir al cardiólogo para realizar analítica de sangre, un electrocardiograma y pruebas de imagen para valorar la función cardiaca como son el ecocardiograma y la resonancia magnética cardiaca”, explica la cardióloga de Medicina y Prevención. 

El diagnóstico es importante en esta patología, la Dra. Robles subraya que “la evolución de las miocarditis es variable, desde casos leves que evolucionan hacia la curación completa, hasta otros casos que cursan con shock cardiogénico, que requieren ingreso en una Unidad de Cuidados Cardiacos agudos e incluso la utilización de asistencias ventriculares. En estos casos pueden quedar secuelas evolucionando a insuficiencia cardiaca crónica, es decir, afectación de la función cardiaca a largo plazo”.